lunes, 22 de julio de 2013

sábado, 28 de julio de 2012

Exposición de Lucilia Moreno en Costa Nord. Valldemossa 2012




El arte de Lucilia Moreno, son obras creadas con la materia del café, de gran fuerza que tienden a superar los límites de la reflexión, sirviendo al desarrollo y refinamiento del alma humana, plasmando en sus telas una peculiar singularidad, en un viaje al mundo mágico y sensible del arte. Lucilia toma un billete de ida y vuelta dejando tras de si un camino de luz y pasión.
Su pintura transciende de la mera estética, una abstracción más allá del lirismo, con una dinámica espiritual, pilar armónico del arte. Un arte comprometido, haciendo reflexionar sobre la importancia de las rupturas necesarias en la sociedad que vivimos para dar paso a los cambios imprescindibles para un mejor presente y futuro de la tierra, de nosotros y de la vida, principio de toda las cosas.

IB3 "La mirada" presenta la exposición de Lucilia Moreno en Costa Nord, Valldemossa


lunes, 30 de agosto de 2010


Contexto y lucidez.
92 x 73cm
Técnica mixta
Fotografía de Juan Ramón Bonet 2010


Título: Vida
Año: 2010
Características: Técnica Mixta (café y pintura)


Meteorització física
146 x 114 cm
Técnica mixta
Fotografía de Juan Ramón Bonet 2010

Esencia de hado
146 x 114 cm
Técnica mixta
Fotografía de Juan Ramón Bonet 2010


Título: Desayunos de una amante
Año: 2010
(Vendido)
Huellas del destino
Técnica Mixta




                                                                   Cajas negras 
                                                            Esculturas:Técnica Mixta




   


Moca
Técnica mixta (Café)

Coffe time
Técnica Mixta


Numen
Año: 2010
Técnica Mixta (Vendido)


Entresijos del alma
Técnica Mixta


Título: Historias de una memoria pez
Año: 2010
(vendido)
Revelación
Técnica Mixta
Energías absorvidas
Técnica Mixta


Designios
Técnica Mixta


Surcos
Técnica Mixta
(Vendido)

Título: Historias de una memoria pez
Año: 2010
foto detalle (vendido)

miércoles, 25 de agosto de 2010

Lucilia Moreno vista por el poeta mallorquín Emilio Arnao

La pintora Lucilia Moreno, nació en París, Francia (1984) en el seno de una familia de artistas en la galería de arte de su padre, en El Marais.
Desde muy niña empezó a pintar y a manipular la materia con el afán de prestar al arte todo un futuro de materialidad y personalidad.

De muy joven, en las secciones escolares, ya declaraba su inquietud creadora, participando en las muestras de la atención de las clases artísticas todo el interés que un vivo oído puede poner en la costumbre, asimilando ya en la creativa infancia toda pasión por la sensibilidad y la emotividad del mundo del arte. En aquellas horas de asimilaciones primeras de colores y formas, se empezó a forjar el mundo onírico que hoy podemos encontrar en la creatividad de los cuadros de esta artista, cuadros que presentamos en este reportaje, en los que se fija un mundo físico en apariencia real pero transgredido por completo por el mensaje final del subconsciente y del mundo de los sueños, como si Jung le estuviera abriendo el camino de lo que más tarde será todo el enfrentamiento hacia la búsqueda de su destino. Porque Lucilia Moreno es la pintora de los sueños, la que se pone de puntillas sobre la vida para no tocarla, la que utiliza forma y colores e insinuaciones para dejar paso a aquello que quiso decir Johann G. Kohl: “La vida es muy corta, y cada momento tiene su valor, pero nos pasamos días enteros durmiendo y años completos soñando”. Puede que esta artista de Lewis Carroll, de Alicia del País de las Maravillas interprete en sus cuadros, aunque sea invisiblemente, los estudios de Eugen Bleuler y Pierre Janet o puede que siga anunciándose en la vertiente más azul en su interpretación del mundo con el galvanómetro utilizado por Jung en Burgölzli, lo que está claro es que la formación de esta creadora parte de la ensoñación y del unicornio azul, de aquello que dijo Novalis: “Estamos muy cerca de despertar, cuando soñamos que soñamos”.

A lo largo de sus estudios de arte en Palma de Mallorca, que combinaba con visitas al taller de su padre en París, fraguaba el gusto de la obra bien realizada, tomando proyecciones en el senderismo de la abstracción, del lirismo y en paralelo con la fuerza en la manipulación de la materia.

En su obra impera la firmeza del trazo intenso y enérgico, con claridad y luminosidad, el colorido de una fuerza que resalta perfectamente en una armonización con el todo. Su pintura tiene el valor de lo claro, luminoso, nítido, con fuerte poder de adaptación en lo pictural-matérico, que cultiva con el placer del cromatismo y la dureza de lo invisible, provocando con ello la insinuación del todo en la nada y la nada en el todo, porque todo lo que no se ve esta en esta obra que hoy entregamos, pues ya dijo Eugenio d’Or que soñar era dormir con láminas intercaladas en el texto.

Neo-abstracción grata a la contemplación se deslía en la obra de Lucilia Moreno, dentro de un impacto de la más pura tradición abstracta, que viene de principios del veinte, de Kandinski, el postimpresionismo evolucionado, las fotos de Man Ray en sus zonas más rotas, Dadás, las vanguardias abstractas, esto es, la abstracción como aislamiento conceptual de la propiedad de un objeto o la abstracción como un principio por el cual se aísla toda aquella información que no resulta relevante a un determinado nivel de conocimiento, pero la idea, siempre la idea, nunca el hombre que desaparece tras el color y las formas, tras el sueño de dios, tras la intelectualidad del hombre mismo por el hombre, en un nuevo humanismo de luz y sabores y trazos y sabores, como representa el cuadro de Lucilia Color, olor, sabor, que no es otra cosa sino poner en un lienzo los poemas Correspondencias de Baudelaire, por la mixtura de los sentidos, o el poema de las vocales de Arthur Rimbaud, quien coloreó las vocales para dejar sentido y sensibilidad a la sinestesia lograda. La pintura de Lucilia Moreno es una sinestesia, una Correspondencia de Charles Baudelaire, un poema de Rimbaud, por eso tiene tanta poesía, tanto lirismo, tanto potencial lingüístico. La pintura de Lucilia Moreno, redefiniendo a Jung, en su medicina interna, en su juego de hipnosis, como el médium que ella misma deletrea en Von Hartnam y en Nietzsche recuerda a la universidad de Basilea cuando recrea espacios filosóficos a través de recuadros completamente poéticos. Esta creadora nacida para la belleza ha nacido también para las palabras.